Tal como vimos la semana pasada, el acero es 100% reciclable. Es decir, tras el proceso de reciclado se obtiene el mismo material con la misma calidad, una y otra vez.

Pero, ¿quieres saber más sobre este tema? Pues toma nota de todo lo que te contamos hoy en el blog de Bezabala.

Un material 100% reciclado

En realidad, si se sigue produciendo acero es porque no hay suficiente chatarra de este metal disponible para satisfacer la demanda de nuevos productos que lo contienen, ya que muchos están concebidos para durar años (coches, embalajes), o décadas o incluso siglos (edificios, infraestructuras…) así que por razones obvias no se puede contar con ellos para obtener acero para otros productos.

Sin embargo, no todos los aceros presentan la misma facilidad para su reciclado. 

Los aceros al carbono y otras aleaciones con propiedades magnéticas son los más reciclables, mientras que los aceros inoxidables pueden serlo o no. Debemos recordar que en su composición podemos encontrar elementos diversos, como el níquel, el cromo, el carbono o el molibdeno, entre otros. 

Los aceros inoxidables austeníticos, por ejemplo, no son magnéticos por su contenido en níquel, y esto dificulta su reutilización. Estos incluyen grados muy utilizados en construcción de como el 304 y el 316. Sin embargo, al estar concebidos para durar, no suponen un peligro para la puesta en práctica de una economía circular.

Los aceros inoxidables ferríticos y martensíticos sí tienen buenas propiedades magnéticas, por su bajo contenido en cromo y níquel, y su uso en aplicaciones con una durabilidad media, como fregaderos, tambores de lavadora e interiores de lavavajillas, cubiertos, exteriores de neveras, tubos de escape de automóviles y otros mecanizados que se usan de forma repetitiva, hace que puedan ser reciclados continuamente sin dañar ni degradar sus propiedades.