Los cáncamos, elementos de sujeción fundamentales en la industria, han sido parte integral de las operaciones de elevación, izaje y sujeción durante siglos. Su historia está arraigada en la necesidad de crear dispositivos confiables para asegurar cargas pesadas, así como para mejorar la eficiencia y seguridad en diversas aplicaciones industriales.

¿Quieres saber más sobre su historia? Pues hoy te lo contamos todo en el blog de Bezabala.

Orígenes y desarrollo de los cáncamos

Los cáncamos tienen sus orígenes en la antigua Roma, donde se utilizaban anillos de hierro para asegurar y elevar objetos pesados. 

Con el tiempo, estos dispositivos evolucionaron para adaptarse a las necesidades cambiantes de la industria. En el siglo XIX, con el auge de la Revolución Industrial, los cáncamos se convirtieron en elementos cruciales en la elevación y manejo de cargas en fábricas, astilleros y almacenes.

Diferencias entre los tipos de cáncamos

  • Cáncamo Hembra: Este tipo de cáncamo tiene un extremo con un ojal roscado en forma de hembra, diseñado para ser atornillado a una superficie o estructura. Es comúnmente utilizado para fijar puntos de izaje en vigas, techos o paredes sólidas. Su rosca interna proporciona una sujeción firme y segura.
  • Cáncamo Macho: A diferencia del cáncamo hembra, el cáncamo macho tiene una rosca externa, similar a la de un tornillo. Se utiliza para ser atornillado a objetos con ojales o puntos de anclaje hembra, como barras o placas metálicas. Ofrece una solución versátil para fijar cargas a diferentes tipos de superficies.